jueves, 22 de octubre de 2015

Turismo y deporte: la unión perfecta

El deporte, además de su propia idiosincrasia, con todo lo que ello conlleva, tiene también una función económica. En su aspecto más turístico posible. Mal se hace si esto no se cuenta para analizar un determinado impacto deportivo o lo que supone que un equipo esté en una categoría superior, que se albergue una competición...

Eso es lo que lleva al deporte a ser algo más que el propio deporte. El turismo que conlleva es mayúsculo y eso es una consecuencia que no solo aporta al deporte, sino a la propia economía del lugar. Preguntemos por ejemplo a los equipos de fútbol que durante un periodo de tiempo, normalmente corto, están en la Primera División. Las contestaciones son siempre las mismas. El impacto que conlleva la categoría (y lo que supone recibir en tu estadio, en tu ciudad, en tu comunidad, a los mejores jugadores y equipos del mundo) es inigualable. Lo ganado en un año en 1ª División puede ser lo mismo a cinco años en 2ª División. Y no hablemos de categorías más bajas. 


Pero no nos referimos solo al club de fútbol, sino a la ciudad que lo acoge. Hablamos recientemente de ciudades como Las Palmas de Gran Canaria, Eibar, Gijón, Elche... ciudades que pasan de tener equipos de 2ª a equipos de 1ª y que su turismo se llega hasta a doblar, además de poner tu nombre en todo el mundo. 

Los datos de personas que se mueven por motivos deportivos en España a lo largo de un año demuestran ese impacto, especialmente alto. Sobre todo contribuye aquí los deportes de equipo, los que más gente atraen, deportes de masa. Un aficionado de un equipo de fútbol, que sea fiel seguidor, puede moverse por diferentes ciudades unas 3-5 veces al año. En baloncesto tenemos la Copa del Rey, cada año jugándose un fin de semana en una sola ciudad, que alberga a 8 aficiones diferentes. 

No hay nada que provoque más movimiento en España como el deporte (el fútbol si queremos acotar). ¿Qué mueve más gente? ¿Una obra de teatro? ¿Un mitin político? ¿Un programa de televisión? Podríamos compararlo a una manifestación del tema x que se reivindique, pero éstas no tienen impacto en el turismo apenas y aún el global sigue ganando, y por diferencia, el deporte. 


Eso es turismo. La gente que va a un sitio a ver un evento deportivo, tiene también la excusa perfecta para ver la ciudad. Así se entiende que siempre haya países y ciudades para albergar los grandes eventos deportivos: Finales de Champions, Mundiales de fútbol, Juegos Olímpicos. Son éstos últimos los que mejor refleja la unión del turismo y el deporte. Los JJOO es el evento, deportivo y no deportivo, más visto en el mundo. Una oportunidad de oro para atraer a un número inmenso e incalculable de personas. 

El deporte cambia ciudades. Que se lo digan a Barcelona, que experimentó un cambio tras los JJOO de 1992 y que en la actualidad no se podría entender sin un contexto deportivo detrás. También en Francia. Cada año en el Tour nos 'regalan' imágenes de sus paisajes, montañas y monumentos. Porque el turismo y el deporte van de la mano.

miércoles, 14 de octubre de 2015

La mejor Liga... a pesar de todo

Por primera vez en la historia, hubo un descenso administrativo de Primera a Segunda. El Elche estrena este triste dato, en el que, como siempre, hubo desconcierto, sin saber quien jugaban, con juzgados de por medio. Sólo había ocurrido algo similar una vez antes, en 1995, cuando la LFP descendió a Segunda B a Sevilla y Celta, pero la presión de sus aficiones hizo que les tuvieran que readmitir, creando entonces una competición de 22 equipos. Los ilicitanos no han tenido la misma suerte.

No ha sido el único sobresalto. El calendario, desde que se sorteó  ha sido continuamente movido. Primero, lo que se sabía. La participación del Barcelona en el Mundial de clubes movía fechas. Lo más destacado es que su partido de la jornada 10 se pasaba a agosto, entre la 1 y 2. LFP y CSD recurrieron, en un capítulo más de su guerra con la RFEF, y se modificó. Se ‘corría’ una fechas todas las jornadas, a partir de la 10, alargando una semana más la Liga, algo por lo que ‘lloró’ Del Bosque.

Pero el gran cambio se produjo justo al final, al borde de arrancar la Liga, cuando AFE y LFP llegaron a un acuerdo tan sorprendente como para muchos deseado. Habrá fútbol en Navidad. El 30 y el 31 de diciembre se jugará la jornada 17. En estas fechas no se jugaba en España desde la temporada 1990/91. Esto provoca que cada jornada se jugará una fecha antes, anulando la anterior modificación, volviendo al 15 de mayo como fecha final.

Con todos estos líos se presenta la Primera División. A pesar de sus mandatarios y de todos los cambios chapuceros, la nuestra es la mejor liga del mundo. Porque aquí están los mejores jugadores (el top5 está prácticamente entero) y los mejores equipos (últimos campeones de Champions, de Europa League, la Liga con más equipos en Copa de Europa). Y por eso, es la mejor. Pero hay muchas lagunas: trato a la afición, horarios, orden y la enorme diferencia entre equipos...

Barça y Madrid son de nuevo los favoritos al título, con Atlético, Valencia, Sevilla y quizá algún ‘valiente’ peleando por puestos Champions. Vuelven, además, Betis (1 año después), Sporting (3) y Las Palmas (13).

lunes, 12 de octubre de 2015

Piqué recoge lo que sembró

En Logroño se repitió lo que será una costumbre común en los partidos que juegue España en nuestro país. Los pitos a Piqué son la consecuencia lógica de lo que el propio Piqué ha sembrado. No querrán esperar los dueños del fútbol español (desde Villar a Casillas, pasando por Del Bosque) que se reciba a Piqué con aplausos y pétalos de rosa cuando éste se ha encargado, de forma lícita, de apoyar la causa independentista o de justificar los pitos al himno.

Podremos tratar a la gente por tonta, pero no lo son. La gente sabe muy bien quién es Piqué, qué piensa, cómo actúa. Saben muy bien que utilizó la palabra "españolitos" como insulto. Saben muy bien que acudió a las marchas independentistas. Saben muy bien que no se siente español, que quiere la independencia de Cataluña. Y saben muy bien que le parecieron bien los pitos al himno español, que pidió "libertad" para pitarlo, que pidió que la gente se expresara pitando. Y la gente, como decía, no es tonta.

No defiendo los pitidos. Yo no le pitaría. Como dije que no había que pitar a Casillas en el Bernabéu. Pero el público es soberano siempre, no solo cuando interesa. Nada tiene que ver aquí con equipos. Tiene que ver con la actitud de Piqué. Después de lo que hace, lo normal es que le piten. Ni se le pita por Kevin Roldán, ni por fallar o acertar, ni por ser catalán, ni por salir de fiesta. Se le pita por ir con la selección sabiendo que, además de no sentirse español, es una figura clave de las proclamas independentistas.

Nadie pide que se tenga que poner la mano en el corazón cuando suena el himno. Ni que, como hizo su amigo Xavi Hernández, grite 'Viva España'. Pero sí se debería pedir un mínimo de saber qué es España y qué es Cataluña dentro de España (una Comunidad Autónoma, como otras 16). Y si piensas que Cataluña es tu país, no puedes jugar con otro país. Es algo tan sencillo como tener coherencia. Pero va con España, más que por dinero (aunque las 'primas' siempre son muy jugosas), porque es con la que puede ganar un Mundial, algo a lo máximo a lo que puede aspirar un futbolista. Y por eso se deja la cara, no porque sienta España, sino porque le conviene.

Mientras Piqué siga así, se le pitará en León, Oviedo, Alicante y Despeñaperros. Mal encaminada va la Federación si cree que al central del Barça se le 'regañará' en Madrid por ser del Barça, por sus continuas salidas de tono contra el Real Madrid o por Kevin Roldán. Nada tiene que ver con eso. Esto es otra historia. Hasta se le pitó en el Ramón Sánchez Pizjuán de Sevilla, donde ahí no se puede alegar que se le pita por la rivalidad Real Madrid-Barça.

domingo, 4 de octubre de 2015

Atlético de Madrid 1-1 Real Madrid: Un Madrid conformista 'claudica' ante el Atleti

Era el debut de Benítez en un derbi madrileño. Pero más que su debut, era la prueba de fuego para Simeone. El argentino ya no tenía a su rival preferido, Ancelotti, y rápidamente lo echó de menos. Pero el conformismo de Benítez, que pecó de novato en un derbi, propició que el Atleti se llevara un derbi que tenía perdido.

El Real Madrid se asentó en dos pilares: Keylor Navas, salvador nuevamente, y Casemiro, que dominó el centro del campo hasta que sus pilas se acabaron. Después, destellos y fallos individuales. Más lo segundo que lo primero, sobre todo en las figuras de Cristiano y Arbeloa. En cambio, el Atlético se dejó lo mejor para el final, y tras un partido a remolque, sin sensación de llevarse nada, a punto estuvo de dar un revolcón a un derbi que mereció el empate.

Avisó primero Cristiano y después Correa. Era tan solo un débil preludio de lo que le esperaba al partido. Porque el encuentro arrancó con un ritmo frenético esperando ambos equipos al que el contrario se asustara primero. A punto estuvo de hacerlo Keylor, pero acabarían sufriendo la locura inicial los locales. Porque apareció el gato para arañar en silencio y poner patas arriba el derbi. Fue un centro de Carvajal que desnudó a esa defensa férrea de antaño que ahora se limitó a ver cabecear a Benzema. Golpe del Real Madrid en el inicio, que obligó al Atleti a remar. Y para ello, se encomendó a Correa, el único que creaba peligro real.

Precisamente del uruguayo llegó el penalti que encumbró a Keylor Navas (una vez más). Sergio Ramos hizo su habitual regalo de todos los derbis y Correa sacó penalti. Pero en la portería estaba Keylor. Y para el Calderón fue durísimo ver que ahí no estaba Casillas. Sacó una mano el costarricense para evitar el empate, lo que supuso su segundo penalti parado (de dos) en esta Liga.

No se rindió el Atleti, a pesar del golpe moral que eso suponía. Lo siguió intentando, pero era un querer y no poder. Torres comenzó a darse cuenta de que parte del Calderón ya no le pasa su mal juego aún siendo el 'niño mimado' y el Madrid llevaba el partido por donde quería. Avisó Cristiano, por dos veces, otra vez poco fino. Tras el descanso, y con el contratiempo previo de la lesión de Carvajal para Benítez, el 'Cholo' decidió que el fulminado fuera Óliver Torres.